#21 (21-26 mayo 1974)
Las creencias, coaches ex alumnos de Mr. Wonderful, dogma 95, Casi Famosos...
Ha sido una semana tranquila, sin demasiados acontecimientos pero con algunas buenas noticias. El tiempo sigue fluctuando entre varias personalidades, a veces incluso en un mismo día, y eso hace que me vuelva loca; porque no sé qué ponerme para salir al exterior, porque termino poniéndome lo mismo, cosas aburridas y sin personalidad pero que velan por la comodidad. Yo abogo por la comodidad, pero también soy una ratita presumida. Aunque últimamente más bien parezca y me sienta como una rata de laboratorio. O de alcantarilla, húmeda por la lluvia que no para de ir y venir.
Yo, que nunca he trabajado desde la cama, me encuentro escribiendo esto desde ella. Y se me viene a la mente una interesante conversación que tuvimos el miércoles en casa de S. Estábamos viendo una serie que sugirió B., una llamada Moral Orel (Dino Stamatopoulos, 2005-2008), que trata sobre la vida de un niño llamado Orel y sus conflictos con la educación religiosa que su entorno le da e impuso desde su nacimiento, y de la cual, por h o por b, termina escurriéndose, sin ni siquiera quererlo, a veces incluso por intentar ser una buena persona, un buen cristiano.
B. nos preguntó si de niñas o en la actualidad solíamos ir los domingos a la iglesia, y que cómo era eso, si lo habíamos perdido o si lo seguíamos haciendo, que cómo nos hacía sentir… Aún habiendo dos respuestas claras por parte de las personas que allí nos encontrábamos, llegamos a una conclusión en común: nos vimos dentro de una tradición religiosa por herencia, e ir a misa se nos hacía tedioso y nos costaba tener los ojos abiertos. Ninguna era ya creyente en la actualidad, y desde hacía mucho, dejando claro que sí era cierto que hubo un momento de nuestra infancia en que la mitad de nosotras sí nos sentíamos identificadas con ese calificativo. Pero que con el tiempo, el crecimiento, la observación, la experimentación de nuestro entorno y nuestros avances educativos y morales eso había quedado atrás -¡y eso que yo fui a un colegio de monjas! Pero ya se sabe lo que se dice: no se suele salir rezando-. Y nos había sentado bien, porque dejamos de tener miedos o autoreprimir nuestras acciones y pensamientos por terror a represalias divinas; también dejamos de pedir perdón de forma innecesaria. Todo ello desde el respeto hacia el resto de personas que sí se sentían identificadas con esas creencias. Nunca desde la burla o la negación, el ridículo o la cancelación.
Simplemente descubrimos otras formas de fe que sí nos hacían felices y resonaban, pues el ser humano siempre ha necesitado y necesitará creer en algo; hay un solo Dios para todos, pero cada uno lo ve con diferentes ojos y le otorga la forma que más se amolda a sus necesidades o creencias. Y al final somos seres de prueba y error: lo que hoy no nos parece para nosotros puede que en el futuro se descubra ante nuestros ojos como el camino correcto. Pero lo que sí está claro es que si alguien no entiende que no todo el mundo tiene por obligación pensar como tú, y que cada uno puede creer lo que quiera, tiene una cita urgente con la definición de fascismo.
Quién sabe. Quizás mañana me meto a monja. Y esto no lo digo con rintintín. Me parece una vida muy apacible, bonita, útil, me encantaría hacer muchas galletas y hablar con las demás monjitas. Cuando era pequeña solía ver con mi madre en Canal Cocina un programa de dos monjas que hacían comida y postres ricos. Me flipaba. Y en mi familia ha habido una monja. Casi dos. Y no lo digo por mí. Ya sabéis.
ALGUNAS COSAS SUELTAS
#1 Me aburren los coaches personales que transmiten su ayuda, ideas y visión en idioma Mr. Wonderful. Me hacen pensar que estoy perdiendo dinero porque yo también podría estar haciendo lo mismo y mucho mejor -Sí, ya sé que esto suena fatal, pero sé que es verdad-. Aún teniendo en cuenta que cada uno es diferente y por ello la forma de ayudar a unos no será la misma para otros, por necesidades o formas de ser.
Pero esas palabras tan azucaradas, dispuestas de tal forma que parece que hablen con niños de dos años, me revuelven las tripas y dan ganas de dar tortas a diestro y siniestro para despertar la conciencia y consciencia vecina. Me dan escalofríos. Arcadas. Sin olvidar la vergüenza ajena.
#2 ¿Cuántas veces -o a cuántas personas, más bien- se le puede dar a alguien las llaves de la ciudad?
#3 La palabra regazo viene del verbo rezagar, del supuesto latín vulgar recaptiare; re- (reiteración) -captiare (cazar o cautivar), que a su vez viene de captare, frecuentativo de capere (coger, tomar, capturar), del que viene nuestro caber.
Es una cosa que recibe en sí a otra, dándole amparo, consuelo o refugio.
#4 […] Estaba equivocada; quería ser una de las cosas de Jérôme. Quería que me recogiera y me soltara, y otra vez. Quería que sus manos me trataran de acuerdo con un principio sofisticado que ni yo misma entendía. -Joe, Nymphomaniac. VOL. 1 (Lars von Trier, 2013)
#5 Levo con la idea feliz de hacer algo con base en el Dogma 95 desde que Diana nos habló de ello en clase de Narrativa Audiovisual.
El Dogma 95 es un movimiento cinematográfico vanguardista surgido en Dinamarca y que impulsaron los directores Lars von Trier y Thomas Vinterberg en 1995.
Las personas que quieran adherirse a esta práctica para sus películas deben jurar un "voto de castidad” conforme no romperán ninguna de las reglas. Gracioso tener esta información esto cuando te enteras que de dicho voto de castidad fue eludido por el propio Vinterberg en LA PRIMERA PELÍCULA DOGMA DE LA HISTORIA.
AQUÍ puedes ver todas las películas que se han hecho bajo el Dogma 95.
Se dejó de hacer, pero los cineastas que conseguían cumplir recibían una especie de diploma donde se aseguraba que la película había sido creada siguiendo los estrictos requisitos del Dogma.
TEXTOS AJENOS
Esta semana os quería recomendar ESTA publicación de
, donde habla de la vocación.A veces en casa, o la propia sociedad, nos impregnan de una prisa insaciable por encontrar lo que nos gusta, a lo que nos queremos dedicar, lo que quieres ser de mayor.
Yo he tenido la suerte de saber básicamente desde siempre qué era lo que quería hacer, pero si no hubiese, no habría pasado nada. Y aún sabiéndolo, muchas veces me encuentro en una encrucijada o dilema interior o crisis existencial donde me pregunto si realmente soy buena en las cosas que hago, si doy la talla, si podré seguir avanzando. Lo cual ya es un ejemplo de que tener las cosas tan claras tampoco aclara demasiado. Porque las dudas siempre van a estar ahí.
LOS DOS SENTIDOS
Veo y escucho cosas para recordar de dónde vengo, pero sobre todo a dónde voy; dónde quiero estar, quién quiero ser. Porque cuando te sientes perdido, o un poco desubicado, el lugar donde volver a encontrarte es en las cosas que alguna vez te hicieron sentir algo tan fuerte como una patada en el pecho, morderse la lengua al comer o besar por primera vez a la persona que te gusta.
He vuelto a ver Casi Famosos (Cameron Crowe, 2000) y podría declarar y jurar, sin miedo a arder en el infierno por mentir, que creo que se ha clavado dentro más hondo que la primera vez. Ha vuelto a instalarse en el cuartito del fondo con vistas al mar y luz desde el medio día hasta el atardecer. No sé cuánto se quedará en esta ocasión.
Estoy en Penny Lane, estoy en William, estoy en Russell, estoy en… Estoy en todos ellos porque cada uno representa una parte de mí, de mis aspiraciones, de mis deseos, de mis miedos. Y sé que las películas son películas y están hechas para que te identifiques con ellas y sus personajes, pero esto es diferente. Esto es de verdad. Yo soy ellos y ellos son yo desde otra dimensión. Sobre todo William.
Yo también tenía 15 años cuando empecé en la industria musical, cuando escribía mis primeras crónicas e hice mis primeras fotos en conciertos, cuando empecé a ir con mis bandas favoritas o mis amigos a sus conciertos cada fin de semana, cuando me echaban 20 años y me sentía orgullosa y reafirmada, pletórica y borracha de personalidad, cuando me sentía abrumada por el ambiente y tanta novedad. Y también hice -y hago- grandes cosas, aunque ninguna de ellas fuese escribir para la Rolling Stone -de momento-.
Sí. Claro que he pensado, soñado, fantaseado con escaparme con un grupo de rock para documentar su vida a través de mis ojos y manos. Pero está claro que el panorama ya no es el mismo, en muchos sentidos. Ya no es posible. Aunque todos sabemos que estamos orbitando en 1974, los 70s ya no son. Y todo lo demás es tan de mentira ahora que duele. Duele de verdad. Mucho. Es pensar en ello y me arden las tripas de tristeza. Nunca conseguiré expresar eso de forma coherente y transmitir el sentimiento. Es simplemente algo que llevo dentro. Como un amor frustrado. Lo que sí puedo decir es que lo que siento por ese periodo de años que comprende desde los 60s hasta incluso antes hasta incluso después de los 70s, pero sobre todo esos 20 años, es algo de verdad. Es lo más de verdad que experimentaré jamás. Porque me siento un pez fuera del mar.
Esta película me permite verme a mí misma en diferentes cuerpos desde distintas perspectivas, y apreciarlo todo de forma global desde la comodidad que ofrece el otro lado de la pantalla. Es ver mis metas cumplidas por alguien que no soy yo pero al mismo tiempo es ya una extensión de mí misma. Yo nunca he sido una groupie, porque mi naturaleza y la entrega de mi admiración y respeto es de otra índole, aunque habría sido divertido. Pero, ay, si todos los tíos que me prometieron alguna vez escribir una canción o un poema sobre mí lo hubiesen hecho de verdad… Claro que tuve expectativas, e incluso esperé por ello(s), pero luego aprendí a desvanecerme tras la puerta como una sombra cualquiera, imaginada y creada en un sueño, dejándolos solos ante la vida y su realidad, su monotonía; me llevé la música y las luces de colores cálidas de nuevo día a diario.
Me deja el corazón en un puño, el alma llena y vacía al mismo tiempo, y las palabras a punto de salir pero no encontrando forma adecuada de expresarse. Supongo que así es como te dejan las cosas que te hacen sentir vivo. Como esta escena, posiblemente mi favorita. Los pelos de punta y los ojos húmedos.
DE INTERNET A TU NEWSLETTER
Este vídeo meme de Aguiñano. Mi humor está claramente bajo tierra. Roto. Pero qué le vamos a hacer.
Este audio de whatsapp que se hizo viral en su momento y que ya tiene 4 años.
Seguramente muchos de nosotros habremos pasado por ese bochornoso momento en el que un compañero de clase nos pide los apuntes y tú sabes que lo hace porque no da un palo al agua. No porque tenga problemas o dificultades con el aprendizaje, o en la vida misma, sino porque nO QUIERE.
Mucha risa he visto con ESTO pero ha servido más coño que nosotros todos, individuos de internet, en nuestra vida entera. No sé quién eres, pero estoy contigo tía; esto me tocaba mucho la moral. Más de una vez me habría encantado mandar algo así. Pero sin gritar, porque no es mi estilo.
GALERÍA SEMANAL
![](https://substackcdn.com/image/fetch/w_1456,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2Fd72f163f-f761-4c13-b25a-10a5e37f9425_2160x2160.jpeg)
Gracias por leer.
Y por si no nos vemos, buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Si te ha gustado, suscríbete, deja un comentario o envíasela a tus amigos y enemigos para que no se la pierdan.
Hola! Muchas gracias por recomendar mi texto. Un abrazo